Entrevista al psicólogo, escritor y catedrático universitario Walter Riso, experto en relaciones de pareja
En una relación de pareja, uno más uno casi nunca suman dos. Desafiando todas las leyes matemáticas, el romanticismo clásico dictamina que la suma de dos corazones da como resultado uno solo.
Como consecuencia, solemos crecer bajo la tiranía de la denominada «teoría de la media naranja«. Lamentablemente, la eterna búsqueda de nuestra otra mitad suele dejarnos exprimidos. De ahí que gran parte de las relaciones de pareja estén minadas por la dependencia emocional, fuente de sufrimiento e infelicidad.
Otras muchas parejas viven centradas en su propia independencia, es decir, bajo la premisa de «yo puedo hacerlo, yo soy responsable», pero cada uno por su lado. Sin embargo, hay muy pocas parejas que alcancen el estadio de madurez que proporciona la interdependencia, de donde nace el desapego. Eso supone construir un verdadero equipo y amar sin aferrarse a la idea de que nuestra felicidad depende de la otra persona.
Cuando exploramos, disminuye la resistencia al cambio y aumenta la alegría de compartir. Tenemos que comprender que «somos» más allá de nuestra pareja. De ahí la importancia de respetarnos a nosotros mismos. Construir una autoestima sólida es el primer paso para poder mantener una relación de pareja sana y sostenible. Y es que, ¿si no nos aceptamos, respetamos y amamos a nosotros mismos, quién lo hará?
Después de 30 años investigando sobre el amor, creo que hay tres pilares básicos para construir una relación de pareja consciente:
- En primer lugar está el «Eros«, el erotismo que va más allá de la sexualidad. Es el juego, la fantasía compartida.
- El segundo pilar es la «Filia«, la amistad. Se basa en compartir sueños y habitarlos. Es el motor que nos llena de alegría y agradecimiento porque el otro existe.
- El tercer pilar es el «Agape«, el amor como entrega consciente. Es lo que nos permite priorizar al otro cuando lo necesita, la capacidad de pensar más en el otro que en nosotros mismos. Eso sí, sin perder de vista que en última instancia somos responsables de nuestras necesidades, actitudes y conductas.
En primer lugar, conocernos a nosotros mismos para poder abandonar el victimismo, la dependencia y la reactividad emocional. Y en segundo lugar, apostar por comunicarnos de forma profunda y honesta. También es clave poner en práctica la empatía y saber escuchar, comprendiendo las necesidades del otro.Y preguntarnos de vez en cuando: «¿Si yo estuviera en el lugar del otro, qué me pediría a mí mismo?» La maestría en el amor no se logra acumulando información, sino desaprendiendo los patrones con los que la educación y la sociedad nos han condicionado. Si aspiramos a amar con sabiduría, tenemos que ser capaces de responder con nuestra actitud y nuestra conducta a la pregunta: «¿Qué haría el Amor frente a esta situación?». Hoy podemos dejar de decir «te amo» y comenzar a practicar el «te estoy amando».
- ¿Por qué estás con tu actual pareja?
- ¿Cuándo ha sido la última vez que le has demostrado tu amor sin palabras?
- Si estuvieras en el lugar de tu pareja, ¿qué te pedirías a ti mismo?