El talento no es solo un don, también podemos trabajar para desarrollarlo
Se suele pensar que si no se nace con talento para determinada actividad, ya no hay nada que hacer. Sin embargo, el esfuerzo y la constancia, son las mejores formas de desarrollarlo
El talento: ¿se nace o se hace?
«La excelencia es un hábito» (Aristóteles)
Las personas que poseen esa aptitud básica no dependen demasiado de las motivaciones externas, sino que saben automotivarse; aprenden a controlar sus impulsos; saben cuando perseverar y cuando cambiar de objetivo.
Según Coyle, prácticamente lo es todo. Desde Darwin, la forma tradicional de considerarlo, ha sido esta: los genes (la naturaleza) y el entorno (la educación) se combinan para convertirnos en lo que somos. Si bien en parte eso es cierto, cuando se trata de explicar el talento humano, es un modelo vago e impreciso
La regla de las 10.000 horas
«…los hombres no se diferencian mucho en cuanto a intelecto; solo en ahínco y trabajo duro» (Charles Darwin)
Las grandes habilidades en cualquier campo (piano, ajedrez, matemáticas, escritura, deporte, etc.) requieren aproximadamente diez años de práctica intensa; eso es lo que sostienen investigadores como Bill Chase, Anders Ericsson y Herbert Simon.
Boby Fischer, el famoso campeón de ajedrez, necesitó practicar con mucha disciplina durante nueve años para conseguir, a los 17, el título de gran maestro. La regla de los 10 años, o de las 10.000 horas, significa que todas las habilidades se crean utilizando el mismo mecanismo fundamental. No existe ningún tipo de célula que posean los genios y no tengamos el resto de los humanos.
Ericsson realizó un estudio de referencia junto con dos colegas de la Academia de Música de Berlín. Dividieron a los violinistas en tres grupos.
- Grupo 1: los estudiantes con un gran potencial.
- Grupo 2: los simplemente buenos.
- Grupo 3: los estudiantes que tenían escasas posibilidades de llegar a tocar profesionalmente y pretendían ser profesores de escuela.
Se les interrogó sobre las horas de práctica durante el curso de toda su carrera.
Las diferencias surgían a partir de los 8 años. Los estudiantes que terminaban como los mejores de su clase comenzaban a practicar más que todos los demás, y a los 20 practicaban más de 30 horas semanales.
Los músicos de élite habían acumulado 10.000 horas de práctica cada uno. Mientras que, los estudiantes buenos a secas habían sumado 8.000 horas. Y los futuros profesores de música solo 4.000.
Ese mismo patrón se repitió con pianistas profesionales. Lo más llamativo del estudio de Ericson, es que no encontró músicos natos, que se dirigieran sin esfuerzo hasta la cima practicando solo una fracción del tiempo que necesitaban sus pares.
Una vez que un músico ha demostrado capacidad suficiente para ingresar en una academia superior de música, lo que distingue a un intérprete virtuoso de otro del montón, es el esfuerzo que cada uno dedica a practicar. Y eso no es todo…los que están en la misma cumbre trabajan mucho, mucho más que todos los demás.
Cada vez son más los neurólogos que consideran a la mielina como la clave de la adquisición de habilidades. Toda habilidad humana, ya sea jugar al basquet, dibujar o interpretar a Bach o Pachelbel, proviene de una cadena de fibras nerviosas que transmiten un pequeño impulso eléctrico.
La mielina rodea las fibras nerviosas. Permite que la señal sea más fuerte y veloz porque impide que se escapen del circuito los impulsos eléctricos. Cuando practicamos, esta lipoproteína responde cubriendo el circuito neural y añadiendo, en cada nueva capa, habilidad y velocidad. Es decir, se multiplica la capacidad de procesamiento de la información.
«El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia» (Doris Lessing)
En el año 2005 se escaneó el cerebro de varios concertistas de piano y se descubrió una relación directa entre las horas de práctica y esta materia blanca. Cuanto más se activa el nervio, mayor es la cantidad de esta lipoproteína que lo envuelve.
Se hace necesaria una práctica intensa. La aparente paradoja: aquellas experiencias en las que al principio cometemos más errores, errores que nos obligan a ir más despacio, son las que nos hacen más talentosos.
En síntesis, al talento se lo puede uno mismo trabajar…la receta?. Practicar, practicar, errar, fracasar, aprender, y volver a intentarlo una y otra vez.
el mas talentoso el messi, cristiano ronaldo es mas trabajo duro